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Carlos Soria, un abogado nacido en 1949 en Bahía Blanca, hijo de una familia peronista cuyo padre fue perseguido y encarcelado por sus posiciones políticas ya en la década del 50, comenzó ayer a desempeñarse como gobernador de la provincia de Rio Negro.
Fue ministro brevemente bajo el gobierno temporal de Eduardo Duhalde tras la caída de De la Rúa, y más tarde diputado nacional. En las elecciones anteriores ya se había presentado como candidato a gobernador de Río Negro, pero perdió.
Esta vez, sin embargo, ganó el derecho a gobernar la provincia argentina hasta el año el año 2015, derrotando a la Unión Cívica Radical que tuvo el cargo durante 28 años seguidos.
Según consignó la agencia periodística argentina ADN, al jurar el cargo el pasado viernes, Soria confesó que la provincia que recibe no es el Río Negro que siempre soñó gobernar: “Luego de 28 años de gobierno radical juro como gobernador de la provincia más comprometida del país por su situación de endeudamiento”.
Señaló que Río Negro es la provincia del país que mayor parte de sus ingresos debe destinar al pago de la deuda y la segunda con mayor deuda pública por habitante. A estos datos, agregó que la deuda pública rionegrina es superior a los 3.900 millones y que el nuevo gobierno se hace cargo de una provincia que debe más de 4.800 millones de pesos.
Remarcó que la Provincia cuenta con 13.542 empleados públicos más que en diciembre de 2003, lo que representa un 42% más de empleados “en una provincia que (según el censo) aumento su población en no más de un 11% en los últimos 8 años”.