El macrismo obtuvo un amplio triunfo en las PASO porteñas con más del 47%. La suma de los votos de los precandidatos del Frente para la Victoria alcanzó para superar los 18 puntos, cifra que lo deja como tercera fuerza en la Ciudad. En 2011 Filmus logró el 27,87%. ECO confirmó su crecimiento y secunda al PRO.
La demora de los datos oficiales y acaso un exceso de confianza le jugaron una mala pasada al kirchnerismo. Unas horas después de que cierre de los comicios, funcionarios del gabinete y aspirantes a presidente de esa fuerza se apresuraron a festejar un segundo puesto que resultó no ser tal. Mariano Recalde quedó como el cuarto precandidato a jefe de Gobierno más votado y la suma de los sufragios de todos los miembros de la interna no fue suficiente para vencer a ECO, donde Martín Lousteau se impuso con comodidad.
«No tengan dudas de que el 5 de julio vamos a entrar al ballotage, para mostrarle a la sociedad que hay una alternativa». Esas fueron las palabras del titular de Aerolíneas Argentinas al tomar el escenario en el hotel NH Tango, una vez que el panorama ya lo relegaba a un incómodo tercer lugar. No hizo menciones al paso en falso que dieron sus correligionarios. Tampoco a la chicana que desde Palermo había lanzado Elisa Carrió al poner en evidencia el desliz en el que incurrieron Aníbal Fernández, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, entre otros.
Además del coyuntural, el mal trago para el FpV tiene otro condimento al mirar hacia atrás: sufrió una drástica pérdida de apoyo en un distrito que, aunque siempre le fue esquivo, lo tenía como segunda opción hasta 2011. En esa elección, con Daniel Filmus encabezando una fórmula que complementaba Carlos Tomada, el kirchnerismo cosechó un 27,87% en la primera vuelta, lo que lo llevó a disputar sin éxito el ballotage. Para sus continuadores, hoy ese número quedó como un horizonte deseable. Muy lejano.
Los armadores del kirchnerismo deberán tomar nota del traspié y repensar la estrategia. La decisión de desperdigar los votos en siete opciones no dejó el resultado imaginado. Y de poco servirá buscar explicaciones en la composición del sufragio porque la comparación es caprichosa: la proyección de participación era similar a la de entonces (72%) pero el padrón se engrosó. Y, además, aquella no fue una primaria.
Como consuelo, el FpV podrá recordar que en las intermedias de 2013 debió contentarse con el tercer puesto. En esa ocasión su fantasma fue UNEN; esta vez, ECO, la fuerza que recicló parte de aquella experiencia y hoy se consolidó en un espacio capaz de romper la lógica binaria de los últimos comicios.
La demora de los datos oficiales y acaso un exceso de confianza le jugaron una mala pasada al kirchnerismo. Unas horas después de que cierre de los comicios, funcionarios del gabinete y aspirantes a presidente de esa fuerza se apresuraron a festejar un segundo puesto que resultó no ser tal. Mariano Recalde quedó como el cuarto precandidato a jefe de Gobierno más votado y la suma de los sufragios de todos los miembros de la interna no fue suficiente para vencer a ECO, donde Martín Lousteau se impuso con comodidad.
«No tengan dudas de que el 5 de julio vamos a entrar al ballotage, para mostrarle a la sociedad que hay una alternativa». Esas fueron las palabras del titular de Aerolíneas Argentinas al tomar el escenario en el hotel NH Tango, una vez que el panorama ya lo relegaba a un incómodo tercer lugar. No hizo menciones al paso en falso que dieron sus correligionarios. Tampoco a la chicana que desde Palermo había lanzado Elisa Carrió al poner en evidencia el desliz en el que incurrieron Aníbal Fernández, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, entre otros.
Además del coyuntural, el mal trago para el FpV tiene otro condimento al mirar hacia atrás: sufrió una drástica pérdida de apoyo en un distrito que, aunque siempre le fue esquivo, lo tenía como segunda opción hasta 2011. En esa elección, con Daniel Filmus encabezando una fórmula que complementaba Carlos Tomada, el kirchnerismo cosechó un 27,87% en la primera vuelta, lo que lo llevó a disputar sin éxito el ballotage. Para sus continuadores, hoy ese número quedó como un horizonte deseable. Muy lejano.
Los armadores del kirchnerismo deberán tomar nota del traspié y repensar la estrategia. La decisión de desperdigar los votos en siete opciones no dejó el resultado imaginado. Y de poco servirá buscar explicaciones en la composición del sufragio porque la comparación es caprichosa: la proyección de participación era similar a la de entonces (72%) pero el padrón se engrosó. Y, además, aquella no fue una primaria.
Como consuelo, el FpV podrá recordar que en las intermedias de 2013 debió contentarse con el tercer puesto. En esa ocasión su fantasma fue UNEN; esta vez, ECO, la fuerza que recicló parte de aquella experiencia y hoy se consolidó en un espacio capaz de romper la lógica binaria de los últimos comicios.
La anverso de la moneda lo mostró el Frente Renovador. Aunque no había demasiadas expectativas en lo que pudiera lograr Guillermo Nielsen con la corta campaña que encabezó, el hecho de que el economista no haya llegado al piso para pasar a las generales fue un revés inesperado.
Sin candidato en carrera, Sergio Massa deberá redefinir su arquitectura electoral en la Ciudad mientras en los próximos observa con poco que decir cómo sus rivales presidenciables buscan sacar tajada de la campaña porteña.
Otro punto saliente que dejó la jornada fue la corroboración del impulso que ha mostrado el Frente de Izquierda. Es cierto que Myriam Bergman no podrá alardear de sus chances para el 5 de julio, pero la posición que conquistó le permite al partido trabajar para crecer en la Legislatura.
Fuente: Infobae