La luz matinal lustra el piso de la espaciosa oficina, poseedora de historias únicas y testigo privilegiada de decisiones claves para la ciudad. Casi sin querer ocupar espacios que aún considera ajenos, se recorta la figura de un hombre, ya distinto, ya conocedor de su próximo destino.
Sereno, rasgo distintivo, pero imbuido de un convencimiento pleno en cada palabra, es sabedor que la historia de Bahía Blanca ha atrapado su nombre, por el tiempo que tenga que ser…
Las manos levemente inquietas, introducen una primer frase casi a modo de confesión: “el hecho de venir al trabajo caminando me permite conversar con la gente mano a mano, como recién, que una vecina me detuvo y me expresó lo que sentía por lo ocurrido en los últimos días, pero también me deseó suerte”. Gustavo Bevilacqua, no quiere abandonar esa costumbre, es un detalle de la cotidianeidad que, al igual que su familia, son prioridades irrenunciables.
Nacido en Bahía Blanca, cercano a Cerri, es quien ocupará el cargo que en los próximos días dejará por tiempo indeterminado el actual intendente Cristian Breitenstein, pronto a asumir como ministro de la Producción de la Provincia de Buenos Aires. “Yo soy un hombre que no tengo muchas vueltas, todo eso conlleva mucho desgaste acá”, y señala su sien.
Bevilacqua, abogado de profesión, es en la actualidad el subsecretario Legal y Técnico de la Municipalidad de Bahía Blanca, y desde el año 2006 forma parte del equipo del intendente Breitenstein. “Es cierto que no esperaba esto (el reemplazo en la intendencia), pero lo acepto; además contaré con el gabinete de Cristian, porque este es “su” gabinete”. La frase no es al azar; por lo menos cuatro de las secretarías más importantes del municipio seguirán como están, así se ha consensuado.
El teléfono suena como no sonó nunca, será de ahora en adelante, quien interrumpa todas las conversaciones. Este es el presente y describe a un hombre de amena conversación, conciente desde el primer segundo que el camino es cuesta arriba: “a medida que pase el tiempo me irán conociendo”, afirma pensando en las voces que lo tildan de desconocido.
A pesar de la onda expansiva que provocó el anuncio que coloca al intendente Breitenstein en el gobierno bonaerense, los pasillos y las oficinas parecen calmas, como si esa fuera la materia prima sobre la que se construirá el futuro próximo.