08:19. El exfiscal general de Bahía Blanca, y el primero, en 1987, que relacionó a la familia Massot con el genocidio, Hugo Cañón, consideró que el pedido de detención formulado por los fiscales Nebbia y Palazzani “no sólo está muy bien fundamentado en sus 137 fojas sino que incorpora pruebas y documentos reunidos a lo largo de muchos años y demuestran la connivencia de La Nueva Provincia con sectores del Ejército en la época de la represión.»
Los secuestros, pero sobre todo las operaciones que se hacían en el V Cuerpo para asesinar a militantes en la calle, en una casa o en un cruce de caminos, tenían un increíble despliegue escénico y teatral, para simular tiroteos. Los militares hablaban de «abatimiento de subversivos por enfrentamientos». Eran enfrentamientos fraguados, se trataba de escenarios montados para matar personas con total impunidad. La Nueva Provincia publicaba notas que describían balaceras y «caídos», recordó.
Describió dos de los hechos: “Fue en la Cueva de los Leones, a la salida de Bahía, 15 kilómetros hacia Tornquist. La dictadura sembró el campo con cadáveres y llamaron a los Massot para que «contaran» qué había pasado. El diario, por supuesto, también habló de enfrentamiento. Otro lugar elegido para ese tipo de montaje era el camino La Carrindanga, a unos 2000 metros de la entrada principal del V Cuerpo. Un viejo tambo después utilizado como centro clandestino de detención.”
Cañón, que ocupó la fiscalía entre abril de 1986 y mayo de 2009, contó que “siempre” tuvo “conciencia de la vinculación entre el diario y la Marina, como la mayoría de los habitantes de Bahía.”
“Massot padre era un marino que murió en un accidente de armas, y había ocupado un consulado durante el peronismo, hasta que lo separaron por manejos de dinero bastante confusos. Pero el origen del diario, fundado por Enrique Julio en 1898, es radical. Su línea editorial repudió el golpe de Estado de 1930, hasta que tomó el mando Diana Julio de Massot, y la publicación se corrió al liberalismo económico”, explicitó a Tiempo Argentino.
Sobre la actualidad del diario, Cañón mencionó: “Redujeron mucho la planta, si la comparamos con los años sesenta. En ese tiempo el monopolio era fuerte, con el diario, LU 2 y Cable Total. El nombre del canal estaba bien elegido, por lo totalitario. Se vendían muchos ejemplares cuando no llegaban los diarios de Buenos Aires, pero después, la realidad cambió. Además, el diario de Río Negro comenzó a tener más protagonismo no sólo en Bahía, sino además en Neuquén, Bariloche y la zona del Alto Valle. Es sabido que dentro de la redacción se vive un régimen de oscurantismo terrible en el que nadie se anima a decir lo que piensa, todos hablan en voz baja y nunca se critica nada.”