La empresa minera brasileña Vale le anunció ayer a la presidenta Cristina Fernández que invertirá cerca de seis mil millones de dólares para extraer potasio en el departamento mendocino de Malargüe, que incluye la construcción de 400 kilómetros de ferrocarril y una terminal portuaria propia en Bahía Blanca, entre otras obras.
Argentina se convertirá así en el tercer mayor exportador y quinto productor global de potasio. La magnitud de la inversión de Vale es reflejo de las favorables condiciones regulatorias, punto que es motivo de discusión entre los especialistas.
El trabajo “Dimensionamiento del aporte fiscal de la minería en Argentina”, realizado por la consultora Abeceb.com con la colaboración de la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM), indica que la presión fiscal sobre la minería en la Argentina es superior a la de Chile, Perú o Canadá y está en línea con otros sectores de la economía nacional. La imposición sería del 24 por ciento sobre las ventas y del 53 por ciento del valor agregado. En 2012, los aportes del sector a las arcas públicas ascenderían a cinco mil millones de pesos.
El especialista en minería del Cemop, Nicolás Gutman, advierte que publicaciones internacionales dicen que la Argentina es uno de los países más benevolentes en términos fiscales y que las mineras tienen un margen de maniobra enorme para evadir impuestos, publicó hoy el diario Página/12.
A partir del impulso de la generosa normativa y la suba de precios internacionales, la inversión en el sector se multiplicó por diez desde 2003. En términos reales, la producción se triplicó desde 1997, y pasó a tener un peso preponderante la llamada “megaminería”, en desmedro de la típica exploración de rocas de aplicación en canteras.
“Los regímenes de tributación a la minería están siendo revisados a nivel global. Zambia, Estados Unidos, Australia, Canadá, Chile, Brasil y Perú hicieron modificaciones tributarias o presentaron proyectos en esa materia, con el objetivo de aumentar la carga fiscal”, manifestó Sica. La Argentina aplicó en 2007 retenciones del 5 y 10 por ciento según el producto y obligó a liquidar la totalidad de las divisas generadas en la exportación.